Resulta que la heredera de la monarquía cubana se abrió una cuenta en twitter. Yo, ni corto ni perezoso, me inscribí entre sus seguidores, para recibir de primera mano sus opiniones.
Resulta que las declaraciones que hizo en Amsterdan, donde dijo que las putas holandesas son dignas y que en Cuba las mujeres se prostituyen para arreglar un baño, fueron tergiversadas (según ella) por la periodista que la entrevistó. En un clásico caso de "donde dije digo, digo diego", la "Master en Educación Sexual" se desdice: ahora "en barrio rojo de Amsterdam es triste ver expuesta a la mujer como mercancia sexual". Un giro de 180 grados.
Lo que si no aclaró fue su declaración sobre las mujeres cubanas que se prostituyen para que les arreglen el baño. La desvergonzada no pedirá disculpas por tamaña ofensa.
Y es que para la hijita del presidente la vida seguirá igual, ella seguirá viajando sin limitaciones, viviendo su cómoda vida de burguesa consentida en su cómoda mansión, protegida y consentida por su poderoso padre. Por suerte, como he dicho tantas veces, no hay mal que dure 100 años.
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